Si bien se confunden en muchas ocasiones, lo cierto es que fístula y fisura anal no son lo mismo. Desde Dr. Alberto Parajó, su cirujano digestivo en Ourense y Vigo, le contamos en qué consiste cada una de estas patologías y sus principales vías de tratamiento.
La fisura anal es una enfermedad de tipo crónico con una clínica que cursa con una o más heridas que se sitúan alrededor del ano. Por su parte, la fístula anal se trata de una comunicación entre el recto y la zona perianal, con un aspecto similar a un túnel con orificios en el interior del ano y el exterior de la piel.
Las causas de su aparición
Además de su apariencia distinta, las causas de la fisura anal y la fístula también son distintas. La fisura anal tiene su origen en un engrosamiento anormal del ano y la fístula anal se produce por infección de las glándulas del recto. Las señales de una y otra también son diferentes: mientras que en la fisura anal el principal síntoma es la intensidad del dolor, en el caso de la fístula anal también puede existir supuración.
Por todas las diferencias entre una y otra, como es lógico, las necesidades de tratamiento son también distintas. A lo que debe darse siempre un tratamiento quirúrgico es la fístula anal, si bien en el caso de la fisura anal el tratamiento puede ser médico y acudir a la intervención quirúrgica solo ante posibles complicaciones o cuadros delicados que entrañen mayor gravedad.
Acuda siempre a un especialista
Tanto en el caso de la fístula como en el de la fisura anal estamos ante patologías que menoscaban de manera notable la calidad de vida del paciente, por lo que la recomendación siempre es acudir al especialista ante los primeros síntomas.
La fisura anal en gran parte transcurre en no pocas ocasiones con un cuadro silencioso y cuando aparecen las primeras señales puede ser pasado bastante tiempo. La fístula anal requiere siempre una intervención médica ya que, por sus características, nunca podrá remitir de manera espontánea. En caso de no acudir a consulta con el especialista, la fístula anal puede empeorar su pronóstico y llevar a cronificarse, supurando diariamente cantidades variables de líquido y con episodios habituales en los que el cuadro clínico puede verse agravado. En el peor caso, se formará un absceso anal.
Como señalamos, mientras que la fístula requiere siempre intervención quirúrgica, la fisura anal puede no requerirla y curarse bien de forma autónoma bien con un tratamiento médico que tenga en cuenta factores dietéticos e higiénicos además de la administración de farmacología. No obstante, cuando este tratamiento fracasa se requerirá la intervención de un especialista como Dr. Alberto Parajó, su cirujano digestivo en Ourense y Vigo. Llame ahora y póngase en manos de los mejores profesionales.